No puedo dormir.
Boca Arriba
pongo los píes sobre la pared,
la luz
que se filtra
por las persianas,
los dividen
en pequeñas secciones.
De pronto,
viene a mí
un sueño superficial,
del cual
puedo tener
un poco de conciencia.
Una nube
se posa
sobre la pared,
y estoy sentado
en medio de la cama
con la mirada hacia el suelo.
Entonces
la nube
abandona la pared,
se sale
de ella
y empieza a mojar la habitación;
la lluvia
que cae
sobre la cama
la convierte en campo fértil,
yo soy
una montaña
que divide
al campo
en dos partes
de una forma dramática.
Una montaña inescalable
y milenaria
que existe solo en instantes;
de mis entrañas
surge un río
que no llega al mar;
una montaña
que sueña
con patrones geométricos
y programas de televisión.
Boca arriba,
con los pies
sobre la pared,
con la conciencia diluida,
medio dormido,
medio despierto,
encuentro lucidez;
todo parece
tan claro,
tan lógico
y espantosamente cierto,
cómo la nube
que va y viene
lloviendo
por la habitación.
Una hora
es un segundo
y un segundo
es una hora.
El reloj
no avanza
y todo es
como en realidad es;
no hay mascaras,
las cosas
se presentan
cómo son (por ejemplo
mi ventilador
es un aparato amable
que sopla
no solo
para desacalorarme,
también ahuyenta
a los temidos mosquitos),
el tiempo no existe,
es solo instante eterno,
que se repite,
que se repite.
Me despierto,
enciendo la luz
y busco algo
sin saber exactamente qué;
otra vez, la duda,
el nubarrón,
todo se oscurece
y ya no hay nube que llueva.
Solo un foco
atrapado
en el vientre
de una lámpara,
que en el centro
del techo
parece un pequeño sol,
un sol que no se inmuta
y alrededor del cual
no gira ningún planeta,
solo estamos él y yo
contemplándonos
en medio de esta habitación,
que de noche
es tan grande
y tan fría
como un universo interminable,
que se repite,
que se repite.
16/Julio/2008. 4:30 am
miércoles, 16 de julio de 2008
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1 comentario:
me agrado cuando te transformas en una
montania
por la lluvia
buen trabajo:)
han
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