¡Adiós!
Hoy se me ocurrió que debo recibir cada momento con una despedida.
Despedirme siempre, que cada paso sea un adiós.
Cada instante florece y se marchita para siempre. Yo mismo muero con cada atardecer, nazco con cada atardecer, mientras muero, mientras nazco. Y lo mismo, cada mañana, cada noche, cada ahora...y el ahora se vuelve pasado y se esfuma para siempre, se olvida apilándose con todos esos momentos que se perdieron y otro y otro y otro, no puedes volver la mirada atrás, la memoria es traicionera, la memoria no se parece en lo más mínimo a lo que fue.
El recuerdo más viejo que tengo de ti es muy borroso. Si hubiera sabido lo que iba a pasar, te hubiera tomado una foto, te hubiera abrazado.
Ellos no saben que este día será el más importante de sus vidas, perdidos en su rutina vespertina, esperando una fiesta. Perderán de pronto todo lo que alguna vez tuvieron y un día, muchos años en el futuro, se darán cuenta que se fue, que ese día se fue y que no volverá nunca.
Uno, Dos, Tres ¡Salta!
miércoles, 17 de diciembre de 2008
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