sábado, 25 de abril de 2009

Memorias II (Jaime Sabines)


Tenia diez u once años cuando después de encestar tres canastas en un concurso de feria elegí de entre los posibles premios un libro de Jaime Sabines. En aquella epoca leia todo lo que llegaba a mis manos, mi mamá tiene una amplia colección de libros de ciencias sociales que leí una y otra vez. Aquel pequeño libro blanco fue mi primer encuentro con la poesía. Desde luego poco entendía yo de lo que ahi se decía. Un niño sabe poco del amor, el sexo y la muerte, pero al final sabe algo. Dentro de mi una semilla se sembró, habia algo que me inquietaba en aquellas letras. Mi poema favorito era la cojita embarazada. Era de los pocos que entendía completamente, aun hoy, ya pasados los años, sigo sintiendo esa sensación de ternura y compasión que me despertó entonces.


La cojita está embarazada.
Se mueve trabajosamente,
pero qué dulce mirada
mira de frente.

Se le agrandaron los ojos
como si su niño
también le creciera en ellos
pequeño y limpio.
A veces se queda viendo
quién sabe qué cosas
que sus ojos blancos
se le vuelven rosas.

Anda entre toda la gente
trabajosamente.
No puede disimular,
pero, a punto de llorar,
la cojita, de repente,
se mira el vientre
y ríe. Y ríe la gente.

La cojita está embarazada
ahorita está en su balcón
y yo creo que se alegra
cantándose una canción:
«cojita del pie derecho
y también del corazón».


En la secundaria era mi libro de cabecera. Inspirado en él escribí mis primeras cartas de amor a Aracely. Recuerdo tambié, haber pasado a comentarlo muchas veces en el circulo de lectura de aquellas clases de español, acompañaba siempre mi comentario con la lectura de alguno de mis favoritos del momento. Yo queria hablar de lo impresionado e inspirado que me sentia, mis amigos no entendían, pocos ponian atención de lo que yo decía, no les interesaba. Mi amigo Javier fue de los pocos que mostro interés, me parece que alguna vez le presté el libro, recuerdo también que durante algún tiempo nos hicimos lectores asiduos de otro poeta, Pabo Neruda. Mi maestra de español, la cojita maestra Conny, me miraba con un gesto extraño que me intimidaba. La recuerdo sentada en su escritorio interrogandome sobre los poemas que leia, ella sabia que yo nos entendía por completo e intentaba orientarme. Un día lei yo no lo se de cierto y al terminarlo me dijo que no habia poema mas apropiado para mí, yo no entendí el por que sino mucho tiempo después. A la maestra Conny le debo mucho, me hizo leer muchas cosas interesantisimas, gracias a ella leí por primera vez a Juan Rulfo, Juan José Arreola y Pablo Neruda. Alguna vez me prestó el Quijote de la Mancha, libro que hasta la fecha no he terminado de leer.


Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)


En preparatoria perdí el habito de la lectura, pero jamás deje de revisar aquel libro blanco, el libro de Jaime Sabines, unico libro que traje a Veracruz. Me recreo en cada uno sus poemas, mucho de lo que creo sobre el amor lo aprendi ahí, para mi es verdad. Ahora el libro blanco no está conmigo, está en buenas manos y espero que pronto regrese. Cuando no tengo nada que hacer en la escuela me dirijo a la biblioteca donde hay un libro igual al mio, sin embargo nunca lo he abierto, prefiero leer otro, el cual contiene toda la obra del escritor. Siempre leo los mismos poemas, una y otra vez y siempre me dejan el mismo nudo en la garganta. Recientemente descubrí que estos dos me encantan:


Me tienes en tus manos
y me lees lo mismo que un libro.
Sabes lo que yo ignoro
y me dices las cosas que no me digo.
Me aprendo en ti más que en mi mismo.
Eres como un milagro de todas horas,
como un dolor sin sitio.
Si no fueras mujer fueras mi amigo.
A veces quiero hablarte de mujeres
que a un lado tuyo persigo.
Eres como el perdón
y yo soy como tu hijo.
¿Qué buenos ojos tienes cuando estás conmigo?
¡Qué distante te haces y qué ausente
cuando a la soledad te sacrifico!
Dulce como tu nombre, como un higo,
me esperas en tu amor hasta que arribo.
Tú eres como mi casa,
eres como mi muerte, amor mío.

Y este otro...

Tú tienes lo que busco, lo que deseo, lo que amo,
tú lo tienes.
El puño de mi corazón está golpeando, llamando.
Te agradezco a los cuentos,
doy gracias a tu madre y a tu padre,
y a la muerte que no te ha visto.
Te agradezco al aire.
Eres esbelta como el trigo,
frágil como la línea de tu cuerpo.
Nunca he amado a una mujer delgada
pero tú has enamorado mis manos,
ataste mi deseo,
cogiste mis ojos como dos peces.
Por eso estoy a tu puerta, esperando.

Hay veces que la gente no muere, Jaime Sabines vive en mi, vive otra vida y morirá otra muerte. No hay escritor que me llene tanto como él, y no es simplemente debido a su calidad si no por el largo tiempo que me ha acompañado y el largo camino que hemos recorrido juntos.

martes, 21 de abril de 2009

Memorias I

Sacado de un trozo de papel. Ayer.


Esto pasó cuando tenia seis años. La maestra nos pidió dibujar cualquier cosa que se nos ocurriera. Yo dibujé lo que acostumbraba: un barco de vela y debajo de él un mundo submarino.

Mi dibujo fue seleccionado entre cientos -todos los alumnos de la escuela habían hecho uno- para ser maximizado en un mural. Esto me sorprendió mucho, nunca creí que lo que dibujaba todos los días fuera especial.

Así suelo sentirme siempre, no creo que nada de lo que haga sea especial y cuando alguien lo encuentra así es como si los estuviera engañando.

sábado, 11 de abril de 2009

Luz

Yo pienso en ti todo el día. Toda la noche yo te sueño. Yo me pregunto cómo entraste en mi cabeza. Quién te hizo fluir dentro de mi como río. Como río desbordado que pasa llevandose todo, dejando solo sus aguas.

Fue un accidente.

Fue la luz caprichosa que chocó con tu cuerpo, estrellandose luego contra mis ojos, filtrandose entre ellos para habitar mi cuerpo y así no morir con la noche.

Por eso yo te sueño. Pero nunca oigo tu voz. Es en mi sueño murmullo de ciudades vacias, de ejércitos de grillos, de pájaros insomnes, de olas que se rompen en la playa.

Cuando me despierto, es tu nombre la primer palabra en que yo pienso. Y la pienso todo el día, todo el día entero, y tu cara y tu pelo.

lunes, 6 de abril de 2009

François Truffaut



"La película del mañana la intuyo más personal incluso que una novela autobiográfica. Como una confesión o como un diario íntimo. Los jóvenes cineastas se expresarán en primera persona y nos contarán cuanto les ha pasado: podrá ser la historia de su primer amor o del más reciente, su toma de postura política, una crónica de viaje, una enfermedad, un servicio militar, su boda, las pasadas vacaciones, y eso gustará porque será algo verdadero y nuevo... La película del mañana será un acto de amor."

('Arts', número 169, mayo 1957)


Hoy no quiero decir nada, nada.

domingo, 5 de abril de 2009

Un Sapo en mi Baño

Aquí las fotos de mi gracioso inquilino

y un texto sacado de Bestiario de Juan José Arreola




El Sapo

Salta de vez en cuando, sólo para comprobar su radical estático. El salto tiene algo de latido; viéndolo bien, el sapo es todo corazón.

Prensado en un bloque de lodo frío, el sapo se sumerge en el invierno como una lamentable crisálida. Se despierta en primavera, consciente de que ninguna metamorfosis se ha operado en él. Es más sapo que nunca, es su profunda desecación. Aguarda en silencio las primeras lluvias.

Y un buen día surge de la tierra blanda, pesado de humedad, henchido de savia rencorosa, como un corazón tirado al suelo. En su actitud de esfinge hay una secreta proposición de canje, y la fealdad del sapo aparece ante nosotros con una abrumadora cualidad de espejo.

miércoles, 1 de abril de 2009

A estas horas, aquí


Todo este accidente que procede a la oscuridad, se desencadenó hasta traernos aquí. ¿Pudieron acaso las mareas desatadas hace mucho llevarnos a lugares diferentes al nuestro?, ó ¿es así como debió todo suceder? La casualidad se funde con la causalidad de forma insoportable, hasta robar el aliento. Este momento es trémulo y milagroso, su frágil existencia implica una cadena de otros momentos igual o más fragiles, este momento es imposible y sin embargo henos aquí.


Esperamos una eternidad para vivir este momento y su triste ocaso desemboca en otro momento que también es imposible y milagroso. La vida es un don, dice mi madre. Un don es un regalo, es un presente, es algo que le es concedido a alguien que de otra forma no lo tendria. Nuestra existencia es fruto del azar, de la alineación improbable pero cierta de un grupo de estrellas, del choque de los siglos y los mares, del amor y de la muerte. Se nos fué dado el don del misterio, el don de la vida, de la soledad, de la muerte. La muerte también es un regalo, uno que se antoja amargo, pero necesario. Creo que algun día debo de extinguirme, dijó un hombre sabio. El don de no ser, de regresar a la oscuridad donde empezó todo, donde por accidente se desencadenaron momentos que nos trajeron aquí, y benditos sean cada uno de ellos, por que, a pesar de todo, no quiero estar a ninguna otra parte.