viernes, 13 de junio de 2008

Final de un Cuento


Siempre recuerdo los momentos de antes. Me pongo contento y me gustaría regresar. Pero no volver a vivirlos, más bien me gustaría que mi vida pasara ante mí como una película. Imagínate el momento de mi muerte con música de orquesta, pomposa. Con caras sonrientes y lágrimas de satisfacción. La cámara entrando por la ventana junto con el sol, atravesando las cortinas sedosas que bailan con el viento, la música cada vez más fuerte y dramática. Entonces estoy ahí, en la cama, Patricia y tú están junto a mi, empiezo a quitarme estos aparatos a arrancarlos de mi cuerpo, me levanto de la cama con esta bata que deja ver mi trasero y empiezo a caminar hacia la ventana. Patricia y tú me siguen. Mientras pasa todo esto vemos flash backs de mi nacimiento, de mi madre pujando y mi padre tomándola de la mano, yo saliendo de ella, rojo, llorando y luego tomándome en sus brazos por primera vez. Llegamos a la ventana y primero te abrazo a ti, un abrazo muy fuerte pero breve, luego te beso la frente. Después beso los labios de Patricia, ella me acomoda los cabellos y me dice que me veo guapo. Salto por la ventana con los brazos extendidos y empiezo a volar, la música encuentra su clímax. Afuera del hospital, en la calle, toda la gente que conocí se despide contenta, algunos tienen pequeños espejos con los que reflejan la luz del sol. Ya a lo lejos los veo en la ventana, Patricia y tu abrazados me dicen adiós y ella llora de alegría, se siente orgullosa, me convertí en una gaviota ejemplar.

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