sábado, 14 de junio de 2008

Las horas muertas

No quiero estas horas muertas. Amigas ciegas que abren sus brazos de par en par. Sonríen.

No quiero este tiempo desierto, estas paredes blancas que se separan haciendo más grande la habitación. No estas.

No quiero este aire, ni esta luz.

No quiero nada donde no estés, nada que no valga la pena ¿Qué vale la pena?

Amanecer entre sabanas ajenas, lejos de casa, lejos de ti, lejos de mi ¿Dónde diablos estoy?

Ni siquiera a ti, tampoco te quiero a ti, también contigo las horas mueren, no puedes detenerlas.


Pienso que me asusta mas la vida que la muerte, me asusta vivir ¿para qué vivir? Soy un estupido al preguntarme esto, pero ya no quiero nada, nada donde faltes y nada donde estés.

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