sábado, 30 de agosto de 2008

Él se mató a si mismo


Debo decirte que como todos yo también guardo un secreto que desde luego no podré revelarte. No por qué no quiera, créeme, no existe alguien a quien quiera más que a ti y no hay nadie más que tu con quien desee confesarme. Pero este secreto es esencial para nuestra felicidad y encuentro perfectamente adecuado el hecho de que deba guardarlo.

Guardamos en el secreto todas esas cosas que nos avergüenzan, creemos que si son sabidas por otros fácilmente podríamos ser rechazados, no solo por el secreto, si no por el hecho de que para guardarlo tuvimos que mentir, y no me equivoco en esto, en efecto si se supiera mi secreto muchas personas que quiero terminarían dándome la espalda, tú no desde luego, pero ya nada seria igual. Sin embargo no es este el motivo por el cual lo guardo, mi motivo, me atrevo a decirlo apela a la valentía, es valiente decidir tomar un nuevo rumbo, y no me estoy elogiando, sabes que solo veo defectos en mi, pero es cierto, es valiente decidir tomar un nuevo rumbo. No solo guardo el secreto si no que también he decidido romper todo lazo posible con él y creo que se trata de una decisión muy difícil que pocos pueden tomar.

Secretos, tú también tienes los tuyos y mentiría si te dijera que no quiero saberlos, por que quiero saberte completa, pero eso es algo imposible, ni siquiera puedo conocerme a mi mismo, siempre encuentro nuevas cosas frente al espejo o cuando navego en mi antes de dormir. Secretos, yo guardo el mío por que he decidido ser este que soy, este que empiezo a ser, por que he decidido buscar esas cosas que siempre soñé, con las que siempre me vi, uno es autentico cuando es exactamente tal y como se soñó, yo quiero soñarme así y no veo el por que no deba hacerlo, no veo por que no pueda quitar las partes que simplemente no me gustan, no veo por que no pueda, y esto insisto implica un enorme esfuerzo, no veo por que no pueda ser ese que quiero ser, por que no soy nada y ese anhelo es lo que me da existencia, es lo que me convierte en un camino que empieza a serpentear las colinas, es lo que me hace visible, palpable, es completamente justo y ya no tengo empacho en decirlo, en decirte, tengo un secreto. Probablemente algún día quiera contártelo y te lo diga muy quedo en el oído, me dirás que no era para tanto y sonreirás, pero si llega ese día ya no quedará en mi nada de eso que oculté, habrá muerto.

Todo esto se me ocurre mientras escucho una canción muy triste, sabes que me gustan las cosas tristes. Los secretos son tristes, pero es bueno guardarlos, dejarlos para uno mismo, es bueno caminar por la calle y que nadie sepa quien eres, es bueno que algunos apenas lo intuyan, como tú. Y las lagrimas, ah, las lágrimas, las lágrimas, las lágrimas.

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