lunes, 25 de agosto de 2008

Una palabra dice más que mil imágenes



Vivo en la orilla derecha de una gran bahía, puedes seguir con la vista la costa que se va curvando hasta perderse en el horizonte. Desde aquí pueden verse las montañas no muy altas que se levantan sobre la orilla izquierda, parecieran salir abruptamente del mar, como si no formaran parte de la curvatura de la bahía, dan la ilusión de ser una masa de tierra independiente.

Cada tarde el sol se pone justo detrás de esas montañas, cada atardecer es caprichoso y único. En una tarde de bruma, la cual era amenazada por una tormenta, algunas nubes se posaron frente a las faldas de las montañas, el sol que se ponía reflejaba sobre ellas tonalidades rosas y naranjas, las nubes se mimetizaban perfectamente con el mar y con el cielo, que se pintaban de los mismos tonos, no podía distinguirse donde terminaba uno y donde empezaba el otro. La cima de las montañas estaba despejada y era bañada por tonalidades más obscuras. Entonces, ante mí, que tenia los pies metidos en el agua, se presentó una montaña que flotaba y justo en ese momento surcó el cielo un grupo de pelícanos perfectamente alineados.

1 comentario:

Nadaly dijo...

D: te inspiraste esa vez ke tomaste fotos? D: donde habia pies en el agua y esa foto ke me gusta? D:

hohooo